ESPERANZA (NO) VIENE DE ESPERAR

Bueno, sí que viene de esperar, pero no siempre es la mejor opción, especialmente con una crisis como la del coronavirus.

Aunque la palabra esperanza viene de esperar, del latín sperare (tener esperanza) y esta de spes, esperanza. Cuando uno espera, es porque tiene la esperanza de que va a llegar algo o alguien. Espiritualmente hablando La esperanza es un estado de fe y ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados con eventos o circunstancias de la propia

Hay gente que confunde tener esperanza con esperar a que ocurra algo bueno.

La esperanza es un sentimiento, que, según estudios neurocientíficos y de la psicología positiva, suele tener la gente optimista en dosis más altas de la media. Aunque todos tenemos esperanza en algunas áreas de nuestras vidas.

Tener esperanza es muy importante, pues crea sensación de que algo bueno está por llegar, o que lo muy malo que está pasando ahora se acabará en algún momento, más bien cercano que lejos.

Ahora, hay muchas personas que confunden ese sentimiento con esperar, simplemente porque creen o sienten que los malos momentos pasarán relativamente pronto, o porque los buenos momentos llegaran sin que uno no haga algo al respecto, y es aquí donde el termino de esperar, se confunde con el de esperanza. Tener esperanza es muy positivo, pero esperar a que las cosas se den por sí solas es contraproducente.

En este escenario catastrófico que estamos viviendo a nivel global, con el coronavirus, algo jamás experimentado anteriormente tanto a nivel de salud mundial como de económica, lo que tiene muchas implicaciones en los seres humanos a muchos niveles, hay personas que se encierran en las casas, por el estado de emergencia declarado por su país, esperando pasar 15 días sin cambiar nada, tan solo con la esperanza de que no les afecte el coronavirus y puedan mantener las necesidades básicas sin apenas salir de casa, excepto para adquirir productos de primeras necesidades. Ahora bien, no planean que pueda durar más de 15 días, incluso más de 30 días, o más, y no hablo de la situación que ellos no pueden controlar externamente, sino a nivel mental y emocional. Aquí es donde confunden esperar con la esperanza de que todo mejorará pronto. Pero qué pasará cuando al 3º, al 7º, al 17º día vean que el estado de emergencia no se acorta, que los infectados y los muertos siguen aumentando, cómo se han preparado para estas noticias, que además han oído por la televisión y prensa, ¿acaso están en negación? ¿O es que su estado de esperanza es tan alto como absurdo?

Hay un famoso dicho español que reza: “A Dios rogando y con el mazo dando”, en otras palabras, puedes y es positivo rezar, y tener esperanza, pero no por ello quedarte sin hacer nada, esperando, cuando lo primero que necesitas es planificar como cambiar hábitos lo antes posible y lo más organizadamente dentro de tu hábitat cotidiano, tu casa y con tu familia.

Las circunstancias nos obligan a cambiar, y no hay muchas alternativas, pero está en nosotros ver cómo adaptarnos, y no solo esperar.

Cualquier situación de crisis nos obliga a realizar cambios, algunos incluso pueden ser para mejor a largo plazo, otros, a corto plazo quizás solamente para pasar el temporal, pero cambios hay que hacer, nos guste o no. Como cualquier crisis, el que no se adapta lo sufre más, si es que no se muere en el camino.

Esta crisis de una profundidad inimaginable, imprevisible va a dejar muchos heridos en el camino, y no me refiero a los infectados que contaran por miles, y posiblemente millones a nivel mundial, sino por los impactados fuertemente a otros niveles, que serán muchísimos más, millones o incluso billones a nivel mundial, ya que empresas se ven obligadas a cerrar o parar, y con ello dejar a millones de personas sin ingresos, y sin ingresos no se puede cubrir las necesidades básicas, desde mantener un techo, pagar la hipoteca, hasta alimentar a la familia, más allá de los ahorros que le puedan quedar a uno.

Resistir es muy honorable, pero en el mundo de las estrategias sabemos que resistir sin hacer nada es muy peligroso, al menos que la resistencia sea contra algo o alguien que eventualmente se morirá o agotará por sí mismo o antes que a nosotros se nos acaba las reservas. Algo que con el coronavirus no pasará por ahora, ya que a fecha de hoy 16 marzo 2020 no hay vacuna, y sin vacuna no se puede matar al virus, que seguirá infectando personas, de manera descontrolada como está pasando, o de manera controlada como esperamos que pase. Pero seguirá afectando definitivamente. Asi que en situaciones donde no podemos anticipar que la adversidad se canse o muera, solo tenemos dos opciones, esperar y morir o salir muy mal parados, o hacer algo, aprovechar la circunstancia para conectar en la familia, hablar cosas difíciles, leer, estudiar, adquirir nuevos hábitos, hacer ejercicio en casa, meditar o lo que sea que pueda ser útil a futuro, de esta manera, el impacto exterior no podremos evitarlo, pues no depende mucho de nosotros, ¿o sí? Pero el impacto en nuestro círculo cercano se puede, no simplemente minimizar, sino incluso salir ganando debido a las circunstancias que vivimos, por muy duras que sean estas.

Así pues, ten esperanza de que esta crisis tan profunda, o la más profunda que jamás hayamos vivido, pasará. Pero no esperes sin hacer algo, aporta tu granito de arena para que no se propague y saca provecho de ella para ganar algo a nivel personal y/o familiar.

Ahora te invito a volver a leer este mismo artículo, cambiando las palabras que ves en colores, por estas otras palabras del mismo color. Y de esta manera, esté articulo pasará a describir de unas circunstancias personales a unas circunstancias de negocio, con la correspondiente estrategia que te pueda inspirar para tus negocios.

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Jose L. Menéndez

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